Queridos docentes:
Este mes de septiembre nos
encuentra en plena tarea. Tarea grata pero también, muchas veces, agotadora.
Con todo, en este mes, celebramos. ¿Qué celebramos? Nuestra
vocación, nuestro llamado, nuestros logros, nuestra dedicación, nuestros
esfuerzos, nuestro camino compartido.
Camino compartido no sólo con
nuestros compañeros sino también con nuestros alumnos y sus padres que confían
en nosotros, que día a día renuevan su apoyo ya que nos dejan a sus hijos, como
muchos de ustedes también lo hacen con los docentes de sus hijos.
Por eso quiero hoy pedir al Señor
de la Historia que los bendiga de manera muy especial. Él también es Maestro,
sabe de nuestros desvelos, anhelos, triunfos y fracasos.
La bendición para que
perseveremos en la entrega, para que luchemos por una educación de calidad,
para que no nos instrumentalicen.
La bendición para que sigamos
comprometidos con los valores y principios por los cuales hicimos la opción de
trabajar en “esta” escuela y no en otra.
La bendición para que sigamos
adelante con la confianza de siempre: todos queremos lo mejor no sólo para
nosotros, sino también para nuestra escuela, para nuestros alumnos y para
nuestra amada Patria.
La bendición para que sigamos
siendo bendición para nuestros alumnos.
P.
José Luis
